De los problemas a la enfermedad

Hace unos años se puso de moda entre los médicos alopáticos - los tradicionales- el que muchas de las enfermedades eran "psicosomáticas". Esto representó un gran avance de su parte en la comprensión de las raíces de las enfermedades.
Recuerdo a un tío mío - el tío "Fede", cirujano gastroenterólogo y jefe de urgencias durante años de un hospital - que empesaba a preguntarte por los síntomas que tenías y proseguía con que le contaras acerca de tu familia, el trabajo y tus relaciones personales en general. Él tenía muy presente que las tensiones de nuestra vida actual eran las causantes de molestias comunes; así que te mandaba realizar los análisis de rigor para quedarse tranquilo y luego te prescribía una cervecita con un pica pica antes de la cena, acortar tu excesivo y autoimpuesto horario laboral, hacer deporte o salir al aire libre según el caso.
¿Cómo pasamos de un problema a una enfermedad?
Es importante notar, antes que nada, que esto sucede lentamente: a lo largo de años, en los que no hemos podido asimilar, solucionar o superar situaciones en nuestra vida. Estas situaciones impregnan nuestra aura como si fuera una "mancha" de energía de baja vibración. Mentalmente vamos alimentando esta "mancha" cada vez que recordamos o revivimos el suceso, cada vez que dejamos de actuar por lo que aquella vez pasó, cada vez que ponemos una barrera a nuestra vida por aquel acontecimiento, etc. Con el correr de los años, y dependiendo del tipo de problema en cuestión, de cómo hayamos hecho crecer este trauma y todos los hechos similares o relacionados que hemos seguido vivenciando, aparecerá una enfermedad que a veces no tiene nada que ver con nuestros hábitos, alimentación, dependencias o estado físico.
Esta enfermedad tiene su origen oculto en aquella situación guardada en algún rincón oculta de nuestra memoria desde hace 20 años, pero latente todo ese tiempo en nuestro campo áurico a flor de piel.
¿Qué podemos hacer?
Felizmente hoy en día tenemos a mano distintas técnicas plenamente accesibles a todos para trabajar con nuestro aura y "retirar" aquellas "manchas" de nuestro campo energético y elevar su vibración. El Yoga, el Tai Chi, el Falun Gong, el Chi Kung, entre otras, son prácticas que podemos realizar para sanar nuestro cuerpo, nuestra mente y a nuestra esencia misma. Podemos también asistir a sesiones con terapeutas de Reiki, Sanación Pránica u otras técnicas energéticas que inyecten energía de alta vibración y nos hagan vibrar más sutilmente para encontrar solución a nuestros problemas, cambiar nuestro modo de ver las cosas y a la vida misma, pasar de lo que no vale la pena, etc., según sea el caso.
Ahora que ya sabes de dónde surge la enfermedad, tienes en tus manos la clave para no enfermar más. Aunque me digas que lo que tienes está causado por un virus, has de saber que tu nivel inmune también depende de tu estado de ánimo. No tienes cómo esconderte o echarle la culpa a otro: TÚ eres el causante de tu salud o enfermedad. TIENES EL PODER DE SER FELIZ, toma las riendas de tu vida y consíguelo. ¡ TE LO MERECES !

2 comentarios:

  1. Mathie,
    Te felicito por este artículo tan bien escrito. Yo también defiendo esa posición. Quisiera que recuerdes que también existen otros tipos de terapias alternativas como la osteopatía o la terapia craneo-sacral o la terapia familiar sistémica justamente para ayudarnos a superar esas herida abiertas que pueden haber sido generadas inclusive en la barriga materna. Sigue adelante con tu proyento. Un fuerte abrazo.
    Concho

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  2. Concho,
    Me encanta que hayas enriquecido el tema de esta manera!! La terapia Craneo Sacral recién está entrando en España, pero la de Constelaciones Familiares felizmente es algo más conocida. Me encantaría, en un tiempo, poder escribir acerca de estos temas para quienes aún no los conozcan.
    Gracias por tu apoyo,
    Mathie

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