Periódico La Vanguardia, Barcelona
Martes, 20 de enero de 2009
La Contra, página nº 60
Eric Pearl, doctor en quiropráctica, sanador espontáneo y conferenciante internacional
Martes, 20 de enero de 2009
La Contra, página nº 60
Eric Pearl, doctor en quiropráctica, sanador espontáneo y conferenciante internacional
"No sabía si colgarme un collar de ajos o irme al psiquiatra"
IMA SANCHÍS - 20/01/2009
Edad: sin tiempo. Nací en Nueva Jersey. Mis muebles viven en Los Ángeles y yo en aviones. Vivo solo. La situación del planeta es un reflejo de cómo estamos nosotros. Todos venimos de esa inteligencia del universo o Dios, da igual como le llamemos, y volveremos a ella.
¿Cómo empezó todo?
Un día me fui a dormir y una hora más tarde me desperté porque la luz de mi habitación se encendía y se apagaba sola.
¿La bombilla estaba floja?
Comprobé todas las posibilidades y tuve la clara sensación de que había alguien en mi casa. Salté de la cama, cogí un spray y un cuchillo pero no encontré a nadie.
¿Cuál era el contexto?
Ejercía como doctor quiropráctico, estaba en el duodécimo año de mi profesión. Me gustaba mi vida: tenía tres casas, un Mercedes, dos perros y dos gatos. Creía que había hecho todo lo que se suponía que tenía que hacer. Y algo más importante: jamás me había interesado la Nueva Era ni nada parecido, siempre he dudado de la mayoría de los que afirman tener dones sobrenaturales.
¿Dios da pan a quien no tiene dientes?
La cuestión es que al día siguiente siete de mis pacientes (siempre les pido que se queden 60 segundos con los ojos cerrados tumbados en la camilla antes de incorporarse), me preguntaron quién estaba conmigo en la habitación; y la mayoría me dijeron que sentían mis manos antes de que los tocara.
¿Qué hizo con tantas novedades?
Jugar, pasar mis manos sobre los pacientes cuando había acabado de tratarles y observar. Sentía cosquilleos en las manos, calor o frío según la zona sobre la que estaba y ahí me detenía. La gente empezó a recibir curaciones, personas que estaban en una silla de ruedas volvían a caminar. "¡Qué ha hecho!", me preguntaban. "Nada, y sobre todo no se lo diga a nadie", les decía.
No es para menos.
Estaba aterrorizado. La consulta se fue llenando de gente en busca de esas curaciones. Yo no sabía qué hacer, me compré todos los libros y los CD que encontré sobre el tema y consulté con médiums y sanadores. Les hacía demostraciones y lo único que conseguí es ofenderlos, decían que yo poseía un don sin haberme esforzado ni saber sobre el asunto y me aconsejaron que abandonara.
Pese a ello continuó...
Sí, me daba miedo pero sentía mucha curiosidad. Las cosas se complicaron cuando pasé las manos por uno de mis pacientes, Fred, y al llegar a la cabeza, esta empezó a dar sacudidas hacia atrás, puso los ojos en blanco y comenzó a hablar con una voz que no era la suya: "Continúa haciendo lo que estás haciendo", dijo. Me ocurrió con tres pacientes más.
Qué miedo.
No sabía qué hacer, si colgarme un collar de ajos o irme a un psiquiatra. Decidí acudir a un seminario del doctor Deepak Chopra con la idea de consultarle (como la mayoría de las 3.000 personas que había). Tuve suerte: "He oído hablar de usted - me dijo-,mi consejo es que siga siendo como un niño".
¿Y eso le sirvió de algo?
Mucho, porque he comprobado que una de las premisas de la sanación es quitarse de en medio, dejar que un poder más elevado se haga cargo sin pretender dirigirlo. En cuanto a los rituales como sacarse los metales y todas esas cosas, yo era un quiropráctico y la gente venía con hierros en las piernas y las curaciones ocurrían, así que así sigo. Y ocurre otra cosa.
¿Qué ocurre?
Nunca me he considerado un buen candidato a profeta, sanador o ser espiritual. Me gustaba beber, comer, salir, y he visto más televisión que un aficionado al fútbol. Tanto es así que cuando las cosas fueron a más, puse una cámara en mi consulta, grabé todo lo que ocurría y lo mandé a distintos investigadores.
¿Qué tipo de investigadores?
El doctor Gary Schwartz del laboratorio de Sistemas de Energía Humana de la Universidad de Arizona; el hospital Jackson Memorial, UCLA; el centro médico Cedars-Sinai; la facultad de Medicina de la Universidad de Miami… Todos se interesaron y se pusieron a investigar. Lo que descubrieron es que no se trata sólo de sanación basada en la energía, trasciende todas esas técnicas.
¿?
La sanación reconectiva tiene que ver con la luz, la información y la energía. El doctor Schwartz tomó mediciones de las ondas del cerebro, las del corazón y de la radiación gamma, antes, durante y después de las sesiones; y constató que los pacientes sufrían cambios en las ondas cerebrales y cardiacas. Y ocurría otra cosa.
¿Más cosas?
Cada vez más gente me decía que cuando acababan su sesiones de sanación conmigo, ellos también podían sanar a otros. Y así es.
¿Algún fundamento teórico?
El cuerpo sana a través de la energía, la frecuencia, la vibración, la información... y comunica a través de ondas de luz. La sanación por reconexión nos reconecta a la plenitud del universo y de nuestro ser a través de una nueva gama de frecuencias y, por así decirlo, de un ancho de bando nuevo.
Eso es como no decir nada.
Mire, no creo que tengamos capacidad para entenderlo plenamente en este momento, pero puedo transmitirlo a través de la práctica, he dado seminarios a más de 45.000 personas en todo el mundo y hablo en hospitales, universidades, colegios médicos; e incluso he sido invitado a la ONU. Pero lo que hay que entender es que si estas sanaciones han venido a través de mí, pueden venir a través de cualquiera.”
Edad: sin tiempo. Nací en Nueva Jersey. Mis muebles viven en Los Ángeles y yo en aviones. Vivo solo. La situación del planeta es un reflejo de cómo estamos nosotros. Todos venimos de esa inteligencia del universo o Dios, da igual como le llamemos, y volveremos a ella.
¿Cómo empezó todo?
Un día me fui a dormir y una hora más tarde me desperté porque la luz de mi habitación se encendía y se apagaba sola.
¿La bombilla estaba floja?
Comprobé todas las posibilidades y tuve la clara sensación de que había alguien en mi casa. Salté de la cama, cogí un spray y un cuchillo pero no encontré a nadie.
¿Cuál era el contexto?
Ejercía como doctor quiropráctico, estaba en el duodécimo año de mi profesión. Me gustaba mi vida: tenía tres casas, un Mercedes, dos perros y dos gatos. Creía que había hecho todo lo que se suponía que tenía que hacer. Y algo más importante: jamás me había interesado la Nueva Era ni nada parecido, siempre he dudado de la mayoría de los que afirman tener dones sobrenaturales.
¿Dios da pan a quien no tiene dientes?
La cuestión es que al día siguiente siete de mis pacientes (siempre les pido que se queden 60 segundos con los ojos cerrados tumbados en la camilla antes de incorporarse), me preguntaron quién estaba conmigo en la habitación; y la mayoría me dijeron que sentían mis manos antes de que los tocara.
¿Qué hizo con tantas novedades?
Jugar, pasar mis manos sobre los pacientes cuando había acabado de tratarles y observar. Sentía cosquilleos en las manos, calor o frío según la zona sobre la que estaba y ahí me detenía. La gente empezó a recibir curaciones, personas que estaban en una silla de ruedas volvían a caminar. "¡Qué ha hecho!", me preguntaban. "Nada, y sobre todo no se lo diga a nadie", les decía.
No es para menos.
Estaba aterrorizado. La consulta se fue llenando de gente en busca de esas curaciones. Yo no sabía qué hacer, me compré todos los libros y los CD que encontré sobre el tema y consulté con médiums y sanadores. Les hacía demostraciones y lo único que conseguí es ofenderlos, decían que yo poseía un don sin haberme esforzado ni saber sobre el asunto y me aconsejaron que abandonara.
Pese a ello continuó...
Sí, me daba miedo pero sentía mucha curiosidad. Las cosas se complicaron cuando pasé las manos por uno de mis pacientes, Fred, y al llegar a la cabeza, esta empezó a dar sacudidas hacia atrás, puso los ojos en blanco y comenzó a hablar con una voz que no era la suya: "Continúa haciendo lo que estás haciendo", dijo. Me ocurrió con tres pacientes más.
Qué miedo.
No sabía qué hacer, si colgarme un collar de ajos o irme a un psiquiatra. Decidí acudir a un seminario del doctor Deepak Chopra con la idea de consultarle (como la mayoría de las 3.000 personas que había). Tuve suerte: "He oído hablar de usted - me dijo-,mi consejo es que siga siendo como un niño".
¿Y eso le sirvió de algo?
Mucho, porque he comprobado que una de las premisas de la sanación es quitarse de en medio, dejar que un poder más elevado se haga cargo sin pretender dirigirlo. En cuanto a los rituales como sacarse los metales y todas esas cosas, yo era un quiropráctico y la gente venía con hierros en las piernas y las curaciones ocurrían, así que así sigo. Y ocurre otra cosa.
¿Qué ocurre?
Nunca me he considerado un buen candidato a profeta, sanador o ser espiritual. Me gustaba beber, comer, salir, y he visto más televisión que un aficionado al fútbol. Tanto es así que cuando las cosas fueron a más, puse una cámara en mi consulta, grabé todo lo que ocurría y lo mandé a distintos investigadores.
¿Qué tipo de investigadores?
El doctor Gary Schwartz del laboratorio de Sistemas de Energía Humana de la Universidad de Arizona; el hospital Jackson Memorial, UCLA; el centro médico Cedars-Sinai; la facultad de Medicina de la Universidad de Miami… Todos se interesaron y se pusieron a investigar. Lo que descubrieron es que no se trata sólo de sanación basada en la energía, trasciende todas esas técnicas.
¿?
La sanación reconectiva tiene que ver con la luz, la información y la energía. El doctor Schwartz tomó mediciones de las ondas del cerebro, las del corazón y de la radiación gamma, antes, durante y después de las sesiones; y constató que los pacientes sufrían cambios en las ondas cerebrales y cardiacas. Y ocurría otra cosa.
¿Más cosas?
Cada vez más gente me decía que cuando acababan su sesiones de sanación conmigo, ellos también podían sanar a otros. Y así es.
¿Algún fundamento teórico?
El cuerpo sana a través de la energía, la frecuencia, la vibración, la información... y comunica a través de ondas de luz. La sanación por reconexión nos reconecta a la plenitud del universo y de nuestro ser a través de una nueva gama de frecuencias y, por así decirlo, de un ancho de bando nuevo.
Eso es como no decir nada.
Mire, no creo que tengamos capacidad para entenderlo plenamente en este momento, pero puedo transmitirlo a través de la práctica, he dado seminarios a más de 45.000 personas en todo el mundo y hablo en hospitales, universidades, colegios médicos; e incluso he sido invitado a la ONU. Pero lo que hay que entender es que si estas sanaciones han venido a través de mí, pueden venir a través de cualquiera.”
¡Hola Mathie! Gracias por compartir toda esa Luz que vas plasmando con tu genialidad en este Blog. ;-D
ResponderEliminarMe alegra muchísimo ver que aparecen artículos tan importantes como éste en grandes periódicos. El Dr. Eric Pearl hace referencia a ciertas experiencias muy interesantes de su vida, que aparecen en su libro "La Reconexión" (Ediciones Obelisco). Personalmente, me lo he leído dos veces y voy a por la tercera, porque he notado que transmite una vibración especial cada vez que lo leo. Os aconsejo que intentéis descubrir un mundo de nuevas posibilidades para ir comprendiendo ciertos aspectos de la vida.
Este personaje tan peculiar no cesa de viajar por todo el globo terráqueo compartiendo sus conocimientos y experiencias con cualquier persona y permanece en una busqueda y estudio incesante conjuntamente con los mejores médicos y científicos, para analizar la sorprendente técnica y métodos de sanación eficaz que utiliza.
Para aquellos que quieran tener una experiencia única e inolvidable en sus vidas, pueden coincidir con E. Pearl los días 27 y 28 de julio del 2009 en Madrid. Para más información visiten la página web: http://www.thereconnection.com/es/
¡Gracias!
¡Gracias Juanjo por la información!! Efectivamente, en julio, E. Pearl estará en Madrid dictando un curso al cual yo ya estoy apuntada. Aprovecho la ocasión para invitar a los lectores de este blog a asistir también.
ResponderEliminarhola a todos, tambien he leido la reconexion y desde el primer momento senti que mis manos estaban activadas, no dudo del doctor Eric Pearl pero me gustaria que alguien me explicara porque hay que pagar tanto dinero para que te hagan la reconexion y porque cobrar por algo que te ha sido dado gratuitamente.
ResponderEliminarGracias
Chari
Chari, hola, estoy muy de acuerdo contigo!! Yo tampoco entiendo por qué hay que pagar TANTO para dar cada paso en este mundo espiritual. Lo que sí te puedo decir es que el que sea gratuito tampoco soluciona NADA. Primero, que el que trabaja en esto tiene que poder sobrevivir económicamente, eso está más que claro; y segundo, que la gente que recibe este tipo de cosas gratuitamente no les da la importancia que tienen. Esto último, te lo digo por experiencia propia con mi trato a pacientes. He tenido pacientes a quienes por diferentes motivos les he ofrecido un tratamiento gratuito y no se han tomado la molestia de terminarlo ni de cumplir con sus citas; mientras que los de paga son más concientes y consecuentes con lo que están haciendo.
ResponderEliminarGracias Chari por tu aporte al blog!!
Mathie
Hola Mathie, puede que tengas razón en lo que dices sobre el trato gratuito, pero supongo que tendria que haber un equilibrio. Naturalmente que el medico que ha dejado de ganar dinero por dejar su clinica tiene que sobrevivir de algo, no lo pongo en duda, pero digo yo, que tampoco hay que hacerse rico en el intento.Por otra parte, ¿las personas que no tienen dinero no tienen derecho a beneficiarse de esto?.
ResponderEliminarYo ayudo a la gente desde hace muchos años gratuitamente, imponiendo las manos o de alguna otra manera, y nunca se me ha dado el caso de que alguien no quiera que lo haga o no le de importancia, porque siempre me llaman y vuelven.
Es mi opinion, es que cuando no entienda algo le doy muchas vueltas.
Chari
Chari, no dudo de tu experiencia y de tus vivencias, pero cada uno tiene las propias y además cada uno tiene el libre albedrío que rige este planeta. Esta es una parte muy grande de nuestro aprendisaje también. A diferencia tuya, parece ser, yo me encuentro con mucha gente a la que se le podría ayudar física, espiritual y psicológicamente con Reiki o Reconexión y hasta cuando se los ofrezco gratuitamente no lo quieren. Unos no creen en los resultados y otros sienten temor. Me cuesta mucho entender a esta gente, pero no me queda otra cosa que respetar su libre albedrío y aprender la lección. Puede ser que el encontrarme con este tipo de gente sea parte de mi lección personal de vida y puede que el encontrarte tú con esta otra gente que se deja ayudar forme parte de la tuya. En todo caso, creo que siempre desde nuestro personal grado de conciencia o inconciencia, intentamos hacer todo lo que esté a nuestro alcance.
ResponderEliminarAgradezco nuevamente que compartas tus opiniones en el blog.
Mathie