Conversando con un amigo de la Asociación de Reiki Vilanova i la Geltrú –asociación a la cual pertenecemos ambos- sobre el video documental “Mensajes del Agua” de Masaru Emoto, le expresé mi interés de realizar algún tipo de observación (experiencia) de los cristales de agua, pero que no contaba con el equipo necesario para poder hacerlo: microscopio, cámara de frío, etc… Para mi sorpresa, mi amigo Juanjo García comentó que él había realizado con éxito el experimento del arroz propuesto en el documental, pudiendo así certificar a título personal, claro está, la fiabilidad del proceso. Es allí cuando nació la idea de hacerle un pequeño reportaje para este blog y así poderos hacer llegar su experiencia.
¿Cómo así decidiste hacer el experimento?
Un buen día, un gran amigo me enseñó el genial documental de física cuántica: ¿Y tú que sabes? En el que aparece una presentación del trabajo del Dr. Masaru Emoto acerca de su trabajo “Los Mensajes del Agua”. Fue tal el impacto para mi de este video que los comentarios e investigaciones resuenan en mi mente hasta el día de hoy. Pronto decidí llevar a cabo mi propia experiencia y obtener mis propios resultados para sacar mis propias conclusiones. Y eso fue lo que hice…
¿Qué procedimiento utilizaste?
El día que decidí comenzar el experimento, estaba en la cocina con mi madre. Cogimos un kilo de arroz blanco normal, del que compramos siempre en el súper. Lo cocimos como si fuera para comer y lo deposité en 2 botes de cristal de tamaños similares y herméticos. Decidí ubicar los botes a la vista de todos, es decir, en la cocina.
¿Cuáles eran los mensajes que dabas a cada envase?
Identifiqué cada bote con palabras que transmitieran emociones lo más opuestas posible: AMOR y ODIO. A la vez de etiquetar cada bote con estas palabras, intenté transmitir la vibración de la emoción correspondiente. Luego pedí a mi familia colaborar con el experimento transmitiendo cada cierto tiempo la emoción que correspondía con cada bote.
Había ocasiones que quería ir más allá de la situación, y en aquellos días que me sentía plenamente feliz y me ponía a escuchar música agradable, intentaba poner el bote con el concepto de AMOR cerca de mi y de los altavoces para que recibiera esa vibración.
¿Cuándo ocurrió el primer cambio notorio?, ¿cuál fue? y ¿qué pensaste al verlo?
El primer resultado sucedió al cabo del primer mes. Me sorprendió y alegró muchísimo. Pude comprobar que mis espectativas se confirmaban. Estos primeros resultados fueron impactantes para mi. En el bote etiquetado con la palabra AMOR, únicamente, se empezó a observar, en la parte inferior, una pequeña zona amarillenta cuando su color original había sido blanco. En el bote etiquetado con ODIO, aparecieron zonas oscuras como de moho. Manchas que se pueden apreciar en las fotos que tomé. Al cabo de los 4 meses que duró todo mi experimento, la diferencia entre las manchas de moho y las zonas amarillas ya era más que evidente.
¿Cuáles son tus conclusiones luego de realizar el experimento?
Personalmente he podido comprobar una pequeña parte, inimaginable hasta ahora para mi, del poder del pensamiento y su influencia en la materia. Yendo más allá, he podido ver con mis propios ojos la manera en que mis emociones, o mejor dicho, la vibración que he transmitido a través de mis pensamientos ha conseguido modificar el estado de los botes de arroz marcando una diferencia entre el que estaba etiquetado con AMOR y el que lo estaba con ODIO.
Me gustaría comentar que este hecho me ha motivado a seguir investigando y a abrir mi mente al fantástico mundo de la física subatómica y mecánica cuántica. Ahora entiendo aún más el poder que radica en mi mente y lo estoy utilizando mejor.
¿Cómo así decidiste hacer el experimento?
Un buen día, un gran amigo me enseñó el genial documental de física cuántica: ¿Y tú que sabes? En el que aparece una presentación del trabajo del Dr. Masaru Emoto acerca de su trabajo “Los Mensajes del Agua”. Fue tal el impacto para mi de este video que los comentarios e investigaciones resuenan en mi mente hasta el día de hoy. Pronto decidí llevar a cabo mi propia experiencia y obtener mis propios resultados para sacar mis propias conclusiones. Y eso fue lo que hice…
¿Qué procedimiento utilizaste?
El día que decidí comenzar el experimento, estaba en la cocina con mi madre. Cogimos un kilo de arroz blanco normal, del que compramos siempre en el súper. Lo cocimos como si fuera para comer y lo deposité en 2 botes de cristal de tamaños similares y herméticos. Decidí ubicar los botes a la vista de todos, es decir, en la cocina.
¿Cuáles eran los mensajes que dabas a cada envase?
Identifiqué cada bote con palabras que transmitieran emociones lo más opuestas posible: AMOR y ODIO. A la vez de etiquetar cada bote con estas palabras, intenté transmitir la vibración de la emoción correspondiente. Luego pedí a mi familia colaborar con el experimento transmitiendo cada cierto tiempo la emoción que correspondía con cada bote.
Había ocasiones que quería ir más allá de la situación, y en aquellos días que me sentía plenamente feliz y me ponía a escuchar música agradable, intentaba poner el bote con el concepto de AMOR cerca de mi y de los altavoces para que recibiera esa vibración.
¿Cuándo ocurrió el primer cambio notorio?, ¿cuál fue? y ¿qué pensaste al verlo?
El primer resultado sucedió al cabo del primer mes. Me sorprendió y alegró muchísimo. Pude comprobar que mis espectativas se confirmaban. Estos primeros resultados fueron impactantes para mi. En el bote etiquetado con la palabra AMOR, únicamente, se empezó a observar, en la parte inferior, una pequeña zona amarillenta cuando su color original había sido blanco. En el bote etiquetado con ODIO, aparecieron zonas oscuras como de moho. Manchas que se pueden apreciar en las fotos que tomé. Al cabo de los 4 meses que duró todo mi experimento, la diferencia entre las manchas de moho y las zonas amarillas ya era más que evidente.
¿Cuáles son tus conclusiones luego de realizar el experimento?
Personalmente he podido comprobar una pequeña parte, inimaginable hasta ahora para mi, del poder del pensamiento y su influencia en la materia. Yendo más allá, he podido ver con mis propios ojos la manera en que mis emociones, o mejor dicho, la vibración que he transmitido a través de mis pensamientos ha conseguido modificar el estado de los botes de arroz marcando una diferencia entre el que estaba etiquetado con AMOR y el que lo estaba con ODIO.
Me gustaría comentar que este hecho me ha motivado a seguir investigando y a abrir mi mente al fantástico mundo de la física subatómica y mecánica cuántica. Ahora entiendo aún más el poder que radica en mi mente y lo estoy utilizando mejor.
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